Abengoa planea reducir su tamaño para eludir la quiebra

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Abengoa planea reducir su tamaño para eludir la quiebraAbengoa proyecta reducir su tamaño para eludir la quiebra, concretamente, a la mitad. Y es que el ansiado plan de reestructuración que llevábamos esperando desde principios de Enero ya está sobre la mesa o, al menos, su boceto inicial (se prevé que el definitivo salga a la luz la próxima semana). Dicho plan, elaborado por consultores “altamente especializados”, plantea reducir en un 50% la compañía con el objetivo de “asegurar su viabilidad y evitar el concurso de acreedores (previsto, si nadie lo remedia, para finales de Marzo).

La estrategia tiene que ser aprobada necesariamente por el Consejo de Administración. Posteriormente, se procederá a su presentación al mercado la próxima semana.

A nadie se le escapa que la expectación (y las esperanza) que dicho documento ha generado es máxima, puesto que su aceptación o rechazo por parte de la banca y los bonistas desencadenará, o no, el mayor concurso de acreedores de la historia en España.

La idea principal consiste en reducir su cifra de negocio en un 60%, es decir, aproximadamente unos 4.290 millones de euros, y sus costes entre un 40% y 50%, según han explicado a le diario EL MUNDO fuentes próximas a la elaboración del documento.

La rebaja en los costes implica, desgraciadamente, continuar con el recorte de plantilla iniciado en Diciembre, el pago de menos intereses financieros y un plan de eficiencia que, entre otras medidas, reduzca la estructura del grupo y los viajes de sus directivos.

El beneficio bruto (ebitda) que Abengoa se ha marcado como objetivo para 2017 se sitúa alrededor de los 700 millones de euros, lo que supone la mitad del logrado en 2014. Esta disminución supondrá la venta de negocios y activos considerados “no prioritarios“, a saber

  • Fabricación de biodiesel.
  • Abandono de proyectos necesitados de aportaciones de capital importantes y que ofrecen poco margen, lo que supone abandonar la presencia de la energética en mercados como Brasil, Colombia, Costa Rica o Turquía, según apuntan las fuentes del mercado.

Una pena, puesto que por sí solo el negocio de bioenergía reportaba ventas anuales de 2.100 millones de euros a la empresa, conforme al último informe anual de resultados (correspondiente al ejercicio 2014).

Por otro lado, Abengoa pondrá el máximo empeño en salvar su negocio de ingeniería e innovación —“el alma del grupo“— , donde realiza tareas utilizando su propia tecnología. Así, la multinacional andaluza pretende mantener el campus de Palmas Altas de Sevilla como sede y centro de patentes; también en esta área el plan incluye igualmente recortes de costes y de plantilla.

La estrategia de Abengoa será remitida a los bancos acreedores (Santander, Bankia, Popular, CaixaBank, Sabadell, HSBC y Société Générale, entre otros) acompañada de una propuesta complementaria de reducción de deuda próxima al 70% (unos 6.000 millones de euros sobre la cifra actual de 8.900 millones de euros).

La compañía solicitará además una quita sobre parte de esta deuda a sus acreedores, y la capitalización del resto en acciones, lo que causará un vuelco en su estructura accionarial y la consiguiente pérdida de poder para los Benjumea y el resto de familias andaluzas que han históricamente controlado la empresa hasta la fecha.

Pero la banca deberá dar el visto bueno al plan. Si no lo hace Abengoa entrará en quiebra el próximo 28 de Marzo con un pasivo total de más de 20.000 millones de euros. Aún más, existe otro problema añadido: para llegar a esa fecha, se necesitan necesita nuevas inyecciones de liquidez urgentes por valor de 160 millones de euros dentro de un escenario más o menos realista que le obligará a aceptar créditos en condiciones leoninas con un tipo de interés inicial del 15%, más otro del 10% a su vencimiento (dentro de un año). El dinero del crédito estará enfocado, supuestamente, al pago de facturas pendientes con proveedores y, especialmente, al abono de las nóminas de los trabajadores. Asimismo, los bonistas estarían condicionando el crédito al aval añadido de las acciones de Atlántica Yield —la filial estadounidense de Abengoa—. Se trata, en todo caso, de la segunda ayuda que precisaría el grupo desde que entró en preconcurso de acreedores, tras el préstamo de 106 millones de euros por parte de la banca el día 24 de diciembre.

Finalmente, más allá del embargo de los bienes de Benjumea y Sánchez Ortega el pasado miércoles (11,5 para el expresidente de Abengoa, Felipe Benjumea, y 4,5 para el exconsejero delegado de la entidad, Manuel Sánchez Ortega), y de los rumores acerca de las pretensiones por parte de Vinci —el gigante industrial francés que ocupa el primer puesto mundial de construcción y de servicios asociados— de comprar Abeinsa (una de las principales filiales y, para algunos, “la joya de la corona“), lo cierto es que la búsqueda de un socio industrial en forma de caballero blanco ha quedado bastante diluida en las últimas semanas, en aras de buscar la propia viabilidad y autonomía del grupo. Según fuentes cercanas, el objetivo primordial ahora es recuperar la credibilidad del mercado y elevar la cotización de las acciones, hundidas en el día de ayer en los 36 céntimos de euro.

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