Hoy ha sido el turno para Enrique de la Torre, el hombre que supuestamente repartía las “tarjetas black” de Caja Madrid. Concretamente se gastó con la suya 320.742 euros, que aprovechó, entre otras cosas, para construirse la piscina de su chalet, viajar, o realizar repetidas compras en unos conocidos grandes almacenes, además de sucesivas retiradas de efectivo en los cajeros.
Como casi todos los usuarios que pasan por la Audiencia Nacional en estos días, este derroche lo consideran de lo más normal: ni había contratos para las tarjetas, ni había que justificar los gastos… Efectivamente, todo se hacía en la más estricta “normalidad”.
Pero probablemente sea Pablo Abejas el que hasta ahora haya sido más explícito. Las tarjetas contaban con todas las bendiciones y simplemente procuró no sobrepasar el límite de la suya… Menos mal que “sólo” gastó 246.315 euros en chiringuitos de playa, hoteles, restaurantes, bares de copas, campos de golf, plazas de toros y peluquerías. Eso sí, a cambio recalcó que durante su etapa en la entidad tuvo una dedicación mucho más intensa.
Y con tanta “normalidad” a la hora de gastar y gastar, fueron en total 15 millones y medio de euros los que se pulieron los 82 directivos.
A la salida de la Audiencia, y tras declarar que todo había ido “perfecto”, Miguel Ángel Araujo, que gastó 212.000 euros con su tarjeta, se mostraba tranquilo. Enfrente estaban los preferentistas sin ahorros, que al escucharle se sintieron provocados y no pudieron por menos que lanzarle diferentes improperios: “sinvergüenza”, “ladrón”, y “chorizo” fueron los calificativos más leves.
—————————————————————————–