Esta semana continúa en la Audiencia Nacional el juicio por las tarjetas black de Caja Madrid y, posteriormente, Bankia. Los tarjeteros están acusados de haber cometido presuntamente un delito de apropiación indebida.
Durante su comparecencia, Rodrigo Rato —vicepresidente económico durante el Gobierno de Aznar— ha justificado el derecho a utilizar la tarjeta opaca por considerar que ésta era una parte de su retribución salarial y, por lo tanto, perfectamente legal. El Fiscal Anticorrupción, Alejandro Luzón, sigue preguntándose qué clase de complemento salarial es aquél en el que uno gana más cuanto más gasta.
Tampoco quiso (o no supo) aclarar por qué unos beneficiarios de las tarjetas tenían la posibilidad de retirar dinero en efectivo y otros no, si, como él (Rodrigo Rato) sostiene, se trataba de un complemento salarial. En este sentido conviene recordar que el antiguo director del FMI realizó 16 retiradas de efectivo con su tarjeta (en cajeros automáticos), hasta alcanzar una suma total por este concepto de 16.000 euros, a los que habría que añadir decenas de pagos en restaurantes y tiendas, conforme a la tabla de Excel presentada por Bankia (y que los encausados rechazan) por un importe global de 99.054 euros.
Ni el motivo por el cual las supuestas “retribuciones” nunca fueron incluidas en el certificado de haberes de la entidad. De esta forma da la impresión de que, en el mejor de los casos, se estaba intentando ocultar algo.
En descargo de Rato hay que decir que al final devolvió el dinero gastado con su tarjeta black. Paradójicamente el gesto, que le honra, podría motivar su condena, dado que si verdaderamente mantiene que era parte de su retribución —legal—, ¿por qué entonces devolver nada? El exministro argumenta que “no quería tener ningún problema de dinero con Bankia”. Otros argumentan que, al igual que Blesa, en realidad lo devolvió para reducir el importe de su fianza. El Tribunal tiene la última palabra.
¿Por qué no se declaraban a Hacienda?
Quizás una de las cuestiones más preocupantes del escándalo sea ésta. Si todo era perfectamente legal, ¿por qué se ocultaron al fisco? Rodrigo Rato se limitó a dar evasivas a la pregunta del millón, asegurando que él no tenía constancia de que se estuviese ocultando nada a la Agencia Tributaria:
“Ni Caja Madrid ni ningún organismo externo mencionaron nunca problema alguno… conocí las supuestas irregularidades como el resto de los españoles, tras la denuncia presentada por el actual equipo de Bankia ante el FROB”.
Asimismo, tampoco consiguió aclarar de quién fue la idea de extender la práctica tarjetera de Caja Madrid a las otras seis cajas que, posteriormente, se integrarían para formar la actual Bankia, ni cómo justificar razonablemente los 2,7 millones dilapidados a golpe de black durante su mandato.
Tarjetas Blesa vs Tarjetas Rato
Rato trató, no obstante, de marcar diferencias con el antiguo presidente, Miguel Blesa, haciendo especial hincapié en que las tarjetas black de Blesa habrían sido una suerte de incentivo salarial, mientras que a las suyas eran, más bien,“un instrumento de liquidez en contra de su retribución”.
Vivir para ver.
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