Los beneficiarios de la Black se ganaban el sueldo, o al menos eso es lo que tres de los imputados sostuvieron el pasado viernes en la Audiencia Nacional. Concretamente estamos hablando de un total de 275.000 euros que Juan Gómez Castañeda, Fernando Serrano Antón y Alejandro Couceiro —antiguos miembros de la comisión de control de Caja Madrid— habrían dilapidado con cargo a su Black.
Los ex-tarjeteros argumentan que eran merecedores tanto de la tarjeta como del uso discrecional “por su dedicación y esfuerzo en favor de la entidad”. Como consecuencia de lo anterior, éstos añadieron que “estaba más que justificado no sólo la entrega de la tarjeta, sino también el derecho a utilizarla”.
Un momento delicado fue aquél en el que el señor Juez preguntó por aquellos gastos producidos fuera de su horario laboral, con el fin de determinar que gastos podrían estar justificados como gastos de representación, y cuáles no; los imputados, ni cortos ni perezosos, respondieron que “iban a otros actos fuera del horario laboral, tales como conferencias, bodas y entierros”, todo sea en nombre del osito de Caja Madrid al que tan lealmente sirvieron. Parece que únicamente les faltó reclamar una medalla al mérito del trabajo
Estos tres imputados, a través de una multitud de escritos, piden por activa y por pasiva que se sobresea la causa contra ellos.
Como vemos, este macro sumario abierto en la Audiencia Nacional, donde cada día se reciben decenas de comunicaciones individuales y colectivas, tanto de perjudicados como de personas imputadas —no olvidemos que solo en la pieza de las tarjetas Black todavía hay 55 consejeros que permanecen como imputados— una vez más parece que no tiene fin.
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